¡¿DE QUE QUERES SALVARME...?!

27 de junio de 2007

Días pasados mientras hablaba con un amigo sobre el destino trascendental de otro amigo en común que ya dejó este mundo, su respuesta me molestó, porque su visión católica apostólica y romana, lo juzgó culpable, condenándolo al fuego eterno.
Esta opinión ya la había escuchado de primera mano no solo en católicos, sino también en evangélicos. Es una miopía espiritual que afecta a esta buena gente, provocándole grandes angustias y miedos que terminan siendo carne de diván. Los psicólogos agradecidos. Realmente estas especulaciones filosóficas sobre el destino final de los demás, me exaspera. ¿Quien carajo somos nosotros para convertirnos en jueces y decir quien se salva o quien se condena? No amistad, esto no es Gran Hermano, no te gastes en llamar a un 0800, ni enviar un SMS con la palabra “salva o condena” mas el nombre del finado... Aunque mas de un cura o pastor ya están pensando en como instrumentar este currito. Ni siquiera la persona más santa de este mundo puede dictar tales veredictos, porque sabe que eso es tarea de Dios, no de los hombres. ¿Me entendes?
“Si, pero la vida que llevaba el difunto, no era acorde a los valores cristianos, es obvio que en el cielo no está”, te retrucan algunos sastres de santos; otros que golpean tu puerta muy seguido, me han llegado a decir:”Eso sería injusto porque uno que se congrega y trata de llevar una vida acorde a la voluntad de Dios comparta la dicha del vida eterna con otro que no vivió según los preceptos cristianos”.
“Gracias Señor porque no soy como estos” Les respondo irónicamente cuando me salen con estos planteamientos. Y si leyeron bien la Biblia saben que me estoy refiriendo a una parábola donde Jesús resalta la soberbia de los religiosos de su época (que no ha variado con el tiempo) en contraposición de aquel que humilde sujeto que reconoce sus faltas y crece a partir de ellas.
Si, seguimos distraídos mirando al otro, no estamos atentos a nosotros mismos, primer error garrafal de quien pretende transitar un camino de crecimiento espiritual.
Las personas piadosas que participan asiduamente de una iglesia, sea del credo que sea, terminan pensando en función de un cuerpo doctrinario, más que en buscar la verdad, y defendiendo la buena imagen de su Iglesia que ser justos y rectos.
Entonces con solemnidad te dicen, si quieres salvarte tienes que ir todos los domingos a misa y no mirarle el culo a las muchachas. Otros te exigen como requisito fundamental para entrar al cielo diezmar a la Iglesia parte de tus ingresos, no importa que se queden sin comer tus hijos, Dios te bendecirá tarde o temprano, y sino, es porque eres un sucio pecador, algo abras hecho... pero no dejes de diezmar hermano quizás el Señor te este probando, entonces la bendición será grande y podrás aportar más a la casa del Señor ...pastor.¡Ese puestito en el cielo ya es casi tuyo Gorostiaga! ¡Aleluya!
No pienses más. Si buscas la salvación, hacele caso a tu líder espiritual, así te pida los títulos de tu casa, para que la queres si al cielo no te la podes llevar, Valor. Además con cada buena acción que te mandes haces puntos, algo así como los metros de oca que se te acreditan con cada compra. Pero con la salvedad (presta atención) que, con cada mala acción que hagas, como pegarle una patada al gato, se te restan puntos. Al morirte, un ángel provisto de un ábaco inmenso, te saca las cuentas y si tienes saldo positivo, terminas tocando el arpa en alguna nube por ahi por toda la eternidad, si en cambio los números quedan en rojo acompañados de un signo negativo, terminas como pollo rotisado en la parrillada del diablo.
Después esta buena gente (curas y pastores incluidos), sentados y exhaustos luego de vencer al demonio del estreñimiento, arrebatados en un delirio místico, se preguntan por que cada vez menos gente se interesan en practicar los valores cristianos.

HOY, AQUÍ Y AHORA PODES HACER DE TU VIDA UN PARAISO.

Señor, sálvame de los vendedores de paraísos de segunda mano que solo buscan comprar mi alma en módicas cuotas de seguridad barata.
A pesar de la ironia, mi intencion es depertar entre los creyentes una actitud critica hacia como estan viviendo su fe y si, tambien es un reclamo para nos presenten una fe viva, coherente que nos deje la inquietud a nosotros los descreidos. Despues si, si queres condenarme hazlo sin sientimiento de culpa.

SAN ONOFRE Y YO

20 de junio de 2007


El meteorólogo anunció conjuntamente con el estado del tiempo, que ese día estaba dedicado a San Onofre; en fin, ya no cabe la menor duda que dar un pronostico del tiempo acertado por estas latitudes es un verdadero acto de fe.
Fue entonces que recordé. San Onofre y yo fuimos compañeros de trabajo....no, no soy un santo, aunque mi madre así lo crea después bajarse media botella de anís.
A pesar de conocerlo por estampitas, fue en la automotora donde empecé a codearme con el Santito . Al principio, estaba en la oficina de los vendedores, como apoyo espiritual, hasta que lo ascendieron a las oficinas por los favores concedidos a la empresa. Pero el motivo real de su asenso fue aplacar posibles represalias divinas, dado que algunos sacrílegos empleados le tomaban la caña y le fumaban los cigarros, provocando una sangría en los bolsillos del dueño de la empresa, el santito consumía como si tuviera un motor de ocho cilindros y fumaba más que un murciélago. Entonces, se decidió ubicarlo discretamente en la oficina, debajo de la mesa del fax, donde el mueble ofrecía un espacio ideal para que San Onofre pudiera estar tranquilo esparciendo sus buenas ondas, lejos de posibles profanadores que comprometieran las buenas relaciones que mantenía con la empresa.
La esposa del dueño de la automotora pronto se auto-proclamó en la única sacerdotisa autorizada del santito, propinándole así toda clase de cuidados, que debían ser ejecutados por sus subalternos, es decir, además de cumplir con las tareas propias de la empresa, también éramos una suerte de monaguillos de San Onofre, dichas tareas honorarias, consistían en vigilar que no quedara vacía la copita de caña, prenderle velas y/o un cigarrillo, ritos que se hacían muy seguido cuando las ganancias parecían no ser suficientes para exorcizar a la legión acreedores que acechaban sedientos del vil metal.
Y curiosamente siempre salía una venta que salvaba el día, todo era gracias a San Onofre que obraba el milagro a tiempo. ¿Para que gastarse una fortuna en estudios de marketing para colocar exitosamente tus productos en el mercado, cuando la clave del éxito está con solo prenderle una velita al santito de tu predilección?
Pero un día llegaron las dificultades, alguien cometió la torpeza de patear la mesa del fax con tanta mala suerte que el santito se quebró...un silencio terrorífico se apodero de todos, no sabíamos que era peor, si la maldición de San Onofre, que afectaba directamente tu billetera o que la jefa se ensañara contigo, que era mas o menos los mismo.
Hubo que hacer un ritual para restablecer aquel orden destruido, se compro una nueva imagen de San Onofre y se lo obsequiamos a los jefes, pues así debía ser para obtener nuevamente sus favores y sosegar ánimos celestiales y humanos.
A pesar de seguir estrictamente el ritual de restauración y la sacerdotisa en persona se dedicó a prestar funciones de monaguillo, nunca volvió a ser igual...el ritmo de ventas empezó a disminuir inversamente proporcional al aumento de velitas, cigarrillos e incienso de todos los olores.
Algunos especularon que fue un sabotaje de la automotora de la otra cuadra, dado que ellos eran devotos de San Jorge y movidos por la envidia, contrataron a un iconoclasta a sueldo, fáciles de encontrar en cualquier iglesia evangélica para llevar a cabo tan funesto encargo.
Otros, creyeron que tanto alcohol al que fue sometido San Onofre, terminaron induciéndole a un coma alcohólico que le provocó tal caída y así, en ese estado, le fue imposible poder ayudar a tiempo.
Y hay quienes pensamos que, San Onofre, simplemente se dejo caer, para hacernos entender que no podemos vivir esperando un milagro que pueda cambiar nuestras vidas, pues nosotros mismos somos ese milagro. ¡Despierta, Felicidad Eres Tu!