CARMEN, mi primera Opera

25 de setiembre de 2007

Este lunes por primera vez en mis cuarenta y un años de existencia, fui a una opera en el Teatro Solis, una construcción magnifica del cual todos los uruguayos debemos sentirnos orgullosos.
Las blancas escaleras de marmol nos llevaron al paraiso, asi se denomina el lugar donde nos tocó, segun nuestros boletos.
Desde donde estaba, pude observar a metros la hermosa araña que como un sol iluminaba majestuosamente toda la sala.
Pude apreciar por primera vez una banda sinfonica en vivo y directo; ademas de escuchar y ver al musico ejecutar su instrumento, observando sus gestos, su actitud, en fin poniendo su sentimiento, una experiencia unica que un cd no te puede dar.
El director de la orquesta, Don Reinaldo Censabella, un grande sin duda alguna. Tambien me fue grato encontrar como directora del coro de niños a Cristina Garcia Banegas, una gran musica del medio del que pude admirar su talento, la vez que hizo “cantar” al organo a viento de la Iglesia de Tapes.
A traves del programa, descubri que para promover este tipo de eventos se formo una asociación de cooperación entre varios teatros de Latinoamérica que se llama OLA (Ópera Latino Americana) Coordinan sus agendas culturales y además hacen intercambio de vestuarios, escenarios, cantantes. Ayer teníamos la escenografía del teatro Argentino de La Plata y a ellos se les mandó la de la ópera Tosca que el Solís hizo el año pasado y la de Rigoletto de este año. Aparte los cantantes recorren todas las temporadas (Solís, Teatro de La plata, Teatro Colón, Teatro Nacional de Santiago, Teatro de Sao Paulo, etc etc) Lo más interesante de este emprendimiento es que fue iniciativa del director del teatro Solís, otro motivo mas para sentirme orgulloso.
El vestuario me encanto, me impresiono, sobre todo cuando estaban en la taberna de Lillias Pastia, y la escena final en la plaza de toros, impecable, muy bueno el vestuario, un punto para el Sr. Jorge Ferrari, encargado de vestuario.
La mezzo soprano Janice Meyerson, quien interpreto a Carmen no me gusto mucho su voz, pero aclaro no soy experto en estas cuestiones, solo digo que a mi no me gusto. En cambio si, me agradó la soprano Maria Jose Siri en su papel de Micaela, y Frasquita, la amiga de Carmem interpretada por la soprano Silvia Saldias. Y por ultimo, Don Jose, encarnado por el tenor de Gustavo Lopez Manzitti de muy buen desempeño.
Hubo una escena que me llamo la atención cuando Don Jose, ata a Carmen para conducirla a prisión, es alli que ella empieza a seducirlo, entonces, se invierten los papeles a pesar que visualemente se vea lo contario. Carmen con astucia, usa todos sus encantos y logra safar de esa dificil situacion, dejando mal parado al pobre cabo que cayo preso de su amor. A pesar de estar atada, ella siempre tuvo el control de la situacion, por eso salio airosa. Eso me dejo pensando, fue como una leccion de vida que trasmitian aquellos personajes. Carmen supo volcar a su favor ese momento feo para ella, usando todos los recursos que tenia a su alcance de manera muy inteligente.
El desarrollo de la obra fue muy entrenida, fue una buena inversión, sali con una vision muy distinta de lo que creia de una Opera. Tirando al cesto de basura mis prejuicios sobre el tema.
Deliberadamente no comente sobre la trama de CARMEN porque considero que se puede encontrar en otros blogs de la red mucho mas detallado y por gente que realmente sabe del tema. Tan solo expongo aqui mis impresiones personales de lo que vivi esa noche cultural.

NO DESCARTES ESTA REFLEXION

20 de setiembre de 2007

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los gurises. Los colgábamos en la cuerda junto a los chiripás; los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales). ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
Sí, ya sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. Y nuestras hermanas y novias se las arreglaban como podían con algodones para enfrentar mes a mes su fertilidad.
¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de alpaca en el cajón de los cubiertos!, ademas escribo detrás de las hojas escritas.
Es que vengo de un tiempo en que las cosas se compraban para toda la vida. ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas y escupideras de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.
¡Nos están jodiendo!¡¡Yo los descubrí. Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. ¿Dónde están los zapateros arreglando las medias suelas de las Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
Todo se tira, todo se desecha y mientras tanto producimos más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de.......... . año

s! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII). No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban.
De por ahí vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que educaron en el "guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo" pasarse al "compre y tire que ya se viene el modelo nuevo".
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que además cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya sí era un nombre como para cambiarlo)
Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo qu servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.
Le dábamos crédito a todo.Sí. ya sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín. y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos. ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!!
¡Guardáamos las chapitas de los refrescos! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!
Las cosas que usábamos: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Cañitos de plástico sin la tinta, cañitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón,.encendedor es sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de paté o del corned beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables.
¡¡Los diarios!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al cuadril!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer enormes bolas y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún remedio no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posamates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de cartas se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía "éste es un 4 de bastos". Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo
Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden "matarlos" apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada. Ni a Walt Disney.
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: "Tómese el helado y después tire la copita", nosotros dijimos que sí, pero, ¡minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas.
Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de bollones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡ No lo voy a hacer.!
Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad es descartable. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.
Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer.
No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour. Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares.
De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.
Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la bruja me gane de mano ..y sea yo el entregado.
AUTOR: MARCIANO DURAN

Lo lei y estoy de acuerdo, ya lo venia mascullando para un postearlo. La cosa no es consumir, ni consumirse, sino vivir, crecer y aprender, en fin, SER . La gran novedad, no es un nuevo modelo de celular, ni la aparicion de una nueva promocion de cosméticos... SOS VOS...SI, SOS VOS...
EL FERCHU

¡¡¡DESPIERTA FELICIDAD ERES TU!!!