25 de abril de 2009
Gracias a unas invitaciones que nos dio Mario, fuimos a ver este viernes “Gran Torino”, esta vez mi sexto sentido no se equivoco, es una gran película, la recomiendo si estan con ganas de ir al cine en es
tos días.
El protagonista, Walt Kowalski, personaje encarnado por Clint Eastwood, es el tipico américano conservador. Además de ser un tipo amargado y de pocas pulgas que no anda con vueltas en despacharse lo que piensa, sobre todo de los inmigrantes quienes invadieron su barrio. La película toma un punto muy actual en los países del primer mundo, los inmigrantes, que se van instalando en la sociedad con sus costumbres y tradiciones, no siempre entendidas, no siempre aceptadas y eso le sucede a Walt Kowalski con sus vecinos.
El filme empieza con el velorio de la esposa del protagonista, donde se resalta la distante relación con sus hijos que solo les interesa meter mano a sus bienes, situación que viven muchos veteranos cuando quedan solitos y a merced de familiares poco escrupulosos.
Walt Kowalski, además de haber combatido en Corea, trabajo en la planta de armado de Ford, donde el mismo armo su auto, un Ford Torino 1972, que se te caen las medias, al cual le dedica toda serie de cuidados (me hizo acordar a un amigo que tiene su Opel Record 2.0 impecable). Una noche sorprenderá al adolescente que vive en la casa de al lado, intentando robarle el auto, como una prueba de admisión a una pandilla.
Tras un enfrentamiento con la pandilla que asolaba el barrio, Walt se gana el aprecio de todos sus vecinos y lentamente empieza a encariñarse con ellos, abriendo un proceso en el que ira abriendo su mente y se propondrá salvar a Thao, el adolescente que le quiso robar su Gran Torino.
A todo esto, el protagonista, recibe constantemente al cura quien le pro
metió a su difunta esposa que lo cuidaría y lo confesaría también. A pesar que el joven curita logra su cometido, la verdadera confesión es la que le hace a Thao antes del desenlace final de la película.
Si alguno esperaba ver a Harry, el sucio viejo, esta totalmente equivocado, esta no es una película policial donde hay baño de sangre, es totalmente distinto, deja varios mensajes para analizar, como he ido tirando puntas a lo largo de este post.
Esta película manda un mensaje a la sociedad del primer mundo más que nada, pidiendo una oportunidad para aquellos inmigrantes que desean integrarse activamente en la sociedad, distinguiéndolos de aquellos que por falta de autoestima, valores morales y buena educación toman el camino de la delincuencia.

El protagonista, Walt Kowalski, personaje encarnado por Clint Eastwood, es el tipico américano conservador. Además de ser un tipo amargado y de pocas pulgas que no anda con vueltas en despacharse lo que piensa, sobre todo de los inmigrantes quienes invadieron su barrio. La película toma un punto muy actual en los países del primer mundo, los inmigrantes, que se van instalando en la sociedad con sus costumbres y tradiciones, no siempre entendidas, no siempre aceptadas y eso le sucede a Walt Kowalski con sus vecinos.
El filme empieza con el velorio de la esposa del protagonista, donde se resalta la distante relación con sus hijos que solo les interesa meter mano a sus bienes, situación que viven muchos veteranos cuando quedan solitos y a merced de familiares poco escrupulosos.
Walt Kowalski, además de haber combatido en Corea, trabajo en la planta de armado de Ford, donde el mismo armo su auto, un Ford Torino 1972, que se te caen las medias, al cual le dedica toda serie de cuidados (me hizo acordar a un amigo que tiene su Opel Record 2.0 impecable). Una noche sorprenderá al adolescente que vive en la casa de al lado, intentando robarle el auto, como una prueba de admisión a una pandilla.
Tras un enfrentamiento con la pandilla que asolaba el barrio, Walt se gana el aprecio de todos sus vecinos y lentamente empieza a encariñarse con ellos, abriendo un proceso en el que ira abriendo su mente y se propondrá salvar a Thao, el adolescente que le quiso robar su Gran Torino.
A todo esto, el protagonista, recibe constantemente al cura quien le pro

Si alguno esperaba ver a Harry, el sucio viejo, esta totalmente equivocado, esta no es una película policial donde hay baño de sangre, es totalmente distinto, deja varios mensajes para analizar, como he ido tirando puntas a lo largo de este post.
Esta película manda un mensaje a la sociedad del primer mundo más que nada, pidiendo una oportunidad para aquellos inmigrantes que desean integrarse activamente en la sociedad, distinguiéndolos de aquellos que por falta de autoestima, valores morales y buena educación toman el camino de la delincuencia.
