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Igreja de Nosso Senhor do Bomfim , final de nuestro viaje.

15 de abril de 2010

Ir a Bahia y no visitar la iglesia de Nuestra Señora de Bom Fin, es como tomar mate sin bombilla, así de sencillo. El día no estaba muy católico, las nubes coparon el cielo de la ciudad con claros fines de lluvia, no nos importó la decisión estaba tomada.

Salimos y abordamos un taxi que por razones estratégicas se encargo de hablar Mariela que dominaba al pelo el idioma, a tal punto que pasaba como una brasilera más.

Con el tachero hubo onda de entrada, a pesar que yo seguía desconfiado como burro tuerto, no dejaba de mirar el aparatito de las fichas.

De camino, pasamos por un hospital creado por una monja, Mae Dulce creo que así le dicen, la regla se confirmo una vez más, las monjas o son santas y luchadoras o histéricas y amargadas, no hay término medio. Según nuestro guía, esta monja va a camino a los altares.

Antes de llegar a destino, nos comento que días antes se celebro la fiesta del Lavagem do Bon fim, donde miles de personas vestidas de blanco, lavan las escalinatas de la iglesia y las calles de alrededor, formando una procesión kilométrica. Antiguamente nos contaba que se lavaba el camino central del templo, pero era tan pasional, que se llegaba al extremo que las personas usaban su cuerpo y ropa para asear el lugar. Las autoridades eclesiásticas, viendo estos hechos, decidieron prohibir que ese tipo de fervor religioso dentro del recinto religioso. Sabía mucho de catolicismo, nuestro conductor por lo que pude percatarme.

La lluvia se había desatado con todo cuando llegamos, a pesar que corrimos una distancia corta, igual nos empapamos, a los quince minutos todo había terminado, dejando el ambiente muy pesado.

Al entrar al templo, me sorprendieron varias cosas: las rejas perimetrales eran una pared de cintas que formaban un bello collage multicolor. Nosotros aumentamos su número colocando la nuestra deseando lo mejor para nuestros familiares, amigos, y a todos ustedes quienes leen seguido este blog.

Otra cosa que me llamo, la atención fueron los dos cuadros que están a los dos costados de la entrada. La buena muerte y la mala muerte. En una, esta el moribundo rodeado de familiares, el cura, la Biblia y unos ángeles, esa era la buena muerte. La otra era el futuro occiso rechazando la cruz, solo, salvo un demonio esperando que el pecador estirase la pata para así llevárselo a la parrilla eterna. Me sorprende que un cura párroco y pastor (que prefiero no nombrar), no haya colgado replicas de dichos cuadros en su parroquia.

Y por último los candelabros, eran de plata, hermosos, verdaderas obras de arte, el precio de dichos objetos debe ser invaluables mires por donde lo mires.

Hicimos unas compras en el lugar y las bendije con un cura que resulto ser amigo del tachero, resulta que el obrero del volante era católico. El hombre nos espero sin compromiso alguno, pues sabía que íbamos a necesitar un transporte para la vuelta.

Agradecí al Barba por la oportunidad que nos dio de apreciar las maravillas de ese lugar, por habernos protegido y pedí por un buen regreso al paisito, aunque en este ultimo petitorio quedo en el debe, será un castigo por no poner un real en la caja de limosnas, porque el regreso fue bastante complicado. El personal de tierra de TAM dejaron bastante que desear, totalmente ineficientes, faltos de inteligencia, un desastre los tipos, pero aunque nos regalaron una noche en el aeropuerto de San Pablo, no lograron empañar lo maravilloso que fue este viaje y no varió ni concepto sobre Brasil y su gente.

EL PELOURINHO, un lugar hermoso

25 de febrero de 2010

Luego de un suculento desayuno tropical, donde tuve la oportunidad de degustar frutas que nunca comí, enamorándome de frutas como la graviola y la papaia, nos fuimos de excursión al Pelourinho, el centro histórico de Salvador de Bahía. Su nombre se debe a los troncos (pelourinho) que se utilizaban para castigar a los esclavos. Este colorido barrio de bellas construcciones barrocas de los siglos XVI y XVII, esta declarado como Patrimonio Histórico de la UNESCO. Sus habitantes no pueden modificar y ni pintar sin antes pedir autorización a este organismo internacional.

Nuestro recorrido comenzó frente a la Cruz caída, un monumento que recuerda a la iglesia que estaba allí, destruida por la piqueta fatal del progreso, para el paso de un tranvía, según nos contaron.

A nuestro alrededor los vendedores ambulantes se relevaban para ofrecernos sus mercaderías y en la volada cayó “Claudinha” en las manos de Mariela. Y otra vez, mi media naranja hizo de las suyas, convirtiéndose “o terror das vendedores de Bahía”, obtuvo un bello collar casi regalado…después de eso, se corrió la bola que la uruguaya era brava y nadie mas nos molestó en el trayecto je

Las calles empedradas, los edificios coloridos, antiguos, por momento me trasladaron en el tiempo y en el espacio, le encontraba cierta familiaridad con Colonia del Sacramento, también fundada por los portugueses.

Nuestros pasos nos dejaron frente al monumento de Zumbi dos Palmares, quien lidero un levantamiento contra la esclavitud en Brasil. Derrotado, es condenado a la pena capital el 20 de noviembre de 1695. Hoy, es un símbolo de libertad y su fecha de muerte se conmemora el día de la Conciencia Negra. Allí recordé las clases de historia de Celiar Mena Segarra, un profesor de lujo que a decir verdad, no supe aprovechar sus conocimientos. Estaba en otra, valor.

Llegamos a una plaza donde de un lado estaba la Catedral, muy bonita y al lado la antigua facultad de medicina, hoy convertido en un centro cultural.

Cruzamos la plaza, rumbo a la Iglesia de San Francisco donde una cruz la precedía, allí el guía, nos informaba que alrededor de esa cruz, se reunían los esclavos para oír misa, mientras sus amos participaban cómodamente dentro del templo.

Una vez dentro del templo quedamos boquiabiertos, adentro era todo de oro, por motivos de preservación no tomamos fotos, aunque a otros poco le importo las advertencias y los flashes de sus cámaras castigaban el lugar si miramiento alguno.

Allá en el fondo, estaban las imágenes de Cristo y San Francisco como abrazándose, en una actitud de consolarse mutuamente, dado que justamente ambos, optaron vivir en la pobreza, rechazando el mundo de las riquezas materiales. Ironías de la vida.

Esta iglesia era como un club privado, en la que solo accedía la crema de la crema de la ciudad, mientras los pobres la miraban de afuera.

Pese a todo el lugar es de una exquisita belleza, una joya en todo el sentido de la palabra.

Llegamos a la casa de Jorge Amado la cual apenas vimos de costado, dado que se había armado en el frente un escenario inmenso donde la famosa banda Olodúm daría unos espectáculos musicales en la noche.

Debemos resaltar que había mucha presencia policial, bien equipados y en buen estado físico, daba para pensarlo dos veces si eras medio rastrillo. También había cámaras de vídeo para mayor seguridad. Igualmente, aconsejaban a los turistas no regalarse y tomar las medidas del caso para hacer la visita más agradable.

Luego de recorrer aquellas pintorescas calles, donde miles de historias se entretejieron, bajamos al mercado modelo.

Allí en la entrada, había un grupo de jóvenes practicando la capoeira junto con puestos de comida típica, aprovechamos a degustar unos acarajé de camarones muy sabrosos.

El mercado es una edificación inaugurada en 1912, esta muy bien conservada, allí encontramos los artículos más baratos y donde hicimos las compras de algunos recuerdos. En algunos lugares tuvimos que regatear para obtener mejores precios, algo que es costumbre en ese lugar.

A metros está el puerto donde salen los barcos que unen las islas, siempre con mucha actividad y el elevador Lacerda, que comunica la ciudad alta con la ciudad baja desde 1873 y transporta unas 28.000 personas diariamente.

Realmente fue una experiencia impagable visitar el Pelourinho y como dijo el Terminator: “¡I´ll be back!”

(continuará)

Nota: La foto del interior de la iglesia de San Fransisco la tome prestada de la red.

THE HOLLYWOOD TOWER HOTEL

5 de octubre de 2009

Otro juego que olvide comentar y me provoco tremenda impresión, fue el hotel encantado de Hollywood. La recepción era como entrar en un lugar típico de los años veinte, algunos objetos antiguos recubiertos de tela araña, o simulación de polvillo….bueh, capaz que el personal de mantenimiento estaba de huelga y uno se hizo la película.
Una mucama con cara de loca de miércoles, si, de esas que te sacan un cuchillo y te pican para copetín en cualquier momento, nos hizo pasar al ascensor amplio, de madera labrada, El ascenso fue oscuro, se sentía algún crujir, un grito, ambientándote ya en el juego, de pronto para, se prenden las luces y la mucama, estaba al lado de Vero, mirándola fijo con esa mirada psicótica que la hizo saltar hasta el techo a mi cuñada.
A la salida nos recibió un botones con cara de asesino serial, con sonrisa sospechosa nos hizo pasar a otro ascensor donde teníamos que colocarnos cinturones de seguridad, no me gusto la idea. ¿Para que un ascensor necesita cinturones de seguridad?, pensé, pero me distraje un momento la vista de todo el parque, todo se veía tan chiquito, las personas parecían hormigas… ¿hormigas? No termine de procesar esas imágenes que estaba cayendo en caída libre, recitando un rosario de insultos que los gringos a pesar que de no entender, comprendieron bien lo que significaba. El ascensor subió y bajo unas cuantas veces, como rebotando contra un suelo imaginario, quien les escribe aferrado con uñas y dientes, resistió como pudo, tales movimientos, ahí comprendí lo que siente una pelota de básquetbol. Después de esa terrible experiencia ahora miro con desconfianza al ascensor de mi edificio, valor, tiene un aire de maldad, sobre todo cuando el portero le pasa un liquido raro, huele a perfumol, pero… ¡desconfio!
Cuando por fin, terminó, las puertas se abrieron y salte de mi asiento como gato asustado, hacía la seguridad de piso firme, ya no me parecían tan tenebrosos la mucama y el botones, es más, les deje unos “Franklin” de propina a cada uno, no sea cosa que me hicieran subir otra vez, los muy sádicos.
Para terminar, en la salida del hotel, había una banda con vestuarios de los “años locos”, que tocaba canciones de época por momentos y de pronto quedaban congelados como por cinco minutos, cuando la audiencia se distraía, arrancaban de nuevo, provocando una impresión de sorpresa. Como siempre, estaba el puesto de recuerdos, llaveros, toallas, salidas de baño, etc. etc.…
Los otros días leí un artículo de una periodista que fue de visita a Disney y me pareció su nota tan sin corazón, tan sin vivencia que me cuestione si realmente estuvo allí, o recogió comentarios de allí y de allá para su nota. Pero debo agradecerle porque me hizo acordar este suceso que había olvidado a raíz de tal terrible vivencia je.

Codeandome con las Estrellas, Valor

27 de setiembre de 2009

CODEANDOME CON LAS ESTRELLAS, VALOR

En Miami, nos instalamos en primera instancia en el Hotel Continental, un poco decaído, supo tener días mejores sin duda, pero la atención fue buena, como anécdota, previo al “Memorial Day”, una fecha en que se recuerda a todos los caídos en combate, se reúnen gente de todos lados del país. La Ocean Drive era intransitable, los gringos dándole al chupe descontroladamente, pero sin meterse con los demás, cada uno con su grupo. Todos los boliches hasta la boca de gente. El ánimo era totalmente festivo, lo que traía como consecuencia que a altas horas de la noche oyeras risas y pasos por los pasillos, te juro que aunque gemían no eran almas en pena, tal vez, algún “fantasmón”, de esos que nunca faltan. Un detalle que descubrimos es que las paredes eran de yeso y madera, podías escuchar todo lo de tu vecino y viceversa. Así que, tenías que tener cuidado en ciertas ocasiones intimas porque todo el hotel se enteraba de lo que estabas haciendo, pero si mordías una toalla solucionabas en gran parte ese inconveniente.

Nuestros vecinos de la pieza de al lado, no tuvieron ese pudor y recato, muchas risa y otros ruidos, en fin, déjala ahí, estamos en horario de protección al menor.

Al otro día, quede congelado, no podía dar crédito a mis ojos, allí estaba el auto mas perfecto del mundo…¡¡Un Rolls Royce!!

En medio de mi contemplación mística, aparecen tres morenas exuberantes, mostrando todos sus atributos, pensé que eran “masajistas”, pero no parecían tener pinta de haber hecho ese tipo de curso. Bah, más bien de esas que nunca agarraron un libro.

Comenzaron a sacarse fotos delante del auto, desplegando todo un show medio bizarro. La cabeza de unos motoqueros que pasaban por allí, se dieron vuelta como lechuzas, unas pintas, eran como salidos de esas películas de pandilleros, chalecos de cuero, bigotes gruesos, botas de cuero negro… los tipos les gritaron de todo, es más, pararon sus Harleys y fueron a preguntar si había lugar en el hotel….Ya me veía esquivando motos y botellas en los pasillos del hotel, pero por suerte, no había lugar.

A todo esto apareció, un moreno flaco y alto que a paso cansino, con los pantalones que se le veía la mitad del tujes, porque esa es la moda, saco de sus bolsillos unas llaves y se subió al Rolls Royce como quien se sube a un Fiat 600… ¡Que poca clase, Valor! No hay caso Dios le da pan a quien no tiene dientes. Las morochas terminaron su sesión y se subieron también, dejándonos todos atónitos.

Al otro día, nos enteramos que el moreno era jugador de Orlando Magic… y uno ni siquiera le pidió un autógrafo o camiseta.

UNIVERSAL STUDIOS

16 de agosto de 2009

A pesar que el día no ayudaba, igual fuimos a conocer y divertirnos al Universal Studios de Florida, mira si por unas gotas de agua me iba a perder semejante oportunidad.

Como en Magic Kingdom tuvimos que mostrar nuestros bolsos y carteras a los guardias apostados en la puerta que con simpatía y firmeza hacían su trabajo.

El primer juego que subimos fue al de Jimmy Neutron, te subías a una plataforma y frente a vos tenias una pantalla gigante, gracias a los efectos especiales vivías de forma muy resumida la película junto con los personajes. Cabe mencionar que la plataforma donde estabas se movía, según la escena. Muy divertido.

Luego, nos fuimos a visitar a Shrek 4-D, a la entrada te daban lentes y prácticamente parecías estar tocando a los personajes, impresionante los efectos tecnológicos puestos allí para entretener a los visitantes.

En nuestro recorrido por el parque, divise una maquina conocida de las guerras de las galaxias y hacia allí encaminamos nuestros pasos.

Esperamos nuestro turno en un lugar todo ambientando, era como si estuvieras en una base misma, la infraestructura, los robots, las naves, temí que en cualquier momento apareciera Lord Weider y nos cobrara peaje, pero por suerte según los funcionarios del lugar, el asmático del casco negro, estaba muy ocupado tratando de apoderarse de un cargamento de “ventolin”.

El argumento del juego era subirte a una nave y entrar en batalla para destruir la Estrella de la muerte, a medida que la nave esquivaba rayos, vos lo acompañabas como fruta en licuadora. Muy buenos efectos especiales. La salida te conectaba a una tienda de souvenir, donde aproveche a comprarme una campera y un sable láser, el sueño del pibe. La vendedora me recalcaba que no era un juguete, todo en gringo claro esta, hasta que intervino Marie y le explico que el sable era para mi, para ponerlo de adorno….minga, apenas llegue, salí por el barrio con sable láser en mano y capa a la espalda, el planchaje de la zona huyo despavorido por las dudas que la sobredosis de larga vida Conaprole fuera contagioso.

El juego que disfrute a lo grande fue “Revenge of te Mummy”, basado en la película “la Momia”, para mi, el mejor del parque.

La entrada parecía un museo, con los Anubis (un dios egipcio, no un grupo de cumbia) a los costados, ataúdes, estatuas de gatos. A medida que avanzábamos, entramos en una especie de catacumba, donde te hacia sentir que estabas visitando una excavación arqueológica y de ves en cuando, sentías un ruido que no era normal….ya te estaban ambientando en el juego. Luego de esperar un rato, nos subimos al carrito y allí comenzó el recorrido fantástico. De entrada en una cortina de niebla se dibujo la cara de la momia y por lo poco que pude entender, nos increpaba por haber molestado su descanso eterno y debíamos pagar el precio, yo pensé que nos iba a pedir para el vino, pero no…. la figura abre la boca y el carro pasa como un rayo por ella, para luego caer en picada en la oscuridad, no te veías ni los pelos, menos mal, porque mi cara era un poema.

Los efectos especiales vistos allí, me dejaron boquiabierto, parecía un pueblerino en su primera visita a la gran ciudad.

Después como siempre, pasamos a la tienda de souvenir, donde había muchos artículos interesantes, me compre un llaverito interesante, pero allí era todo medio caro, terrible negocio se monto, la vendada esa, valor.

En nuestro recorrido pasamos por Tiburón, todo el lugar ambientado en la zona portuaria, pero sin marineros coreanos, si bien por el estado del tiempo no nos dejaron ver al tiburón mostrando sus dientes como reclame de colgate, nos conformamos sacándonos una foto con el susodicho ya colgado.

Con la lluvia cayendo sobre nosotros, fuimos a parar al juego Men in Black Alien Attack. El argumento bien sencillo, te subías a un carrito con armas y les disparabas a cuanto alienígena anduviera por ahí, yo le dispare a un carrito lleno de porteños, pero no daban puntos por eso…lastima.

El hecho que por dispararle a los alien te daban puntos y allí los clarines de victoria volvieron a sonar, fuimos el equipo que mas puntos hizo, dejando a los gringos confundidos, no entendía mis festejos y algunos gestos que hacia a los demás contrincantes, luego de un picanazo eléctrico, el equipo de seguridad me invito a que abandonara el lugar no sin antes pasar por el loca de ventas de recuerdos.

Estuvimos también por los Simpson, juego que me impresiono bien, todo se desarrollaba en una montaña rusa donde la familia Simpson tenían que salvarse de Bob Patiño, parecías que ibas en el carro detrás de ellos, muy buena simulación.

Para finalizar entramos al juego de ET, haciéndome recordar escenas de la película, muy bien ambientado, las figuras robóticas parecen reales… capaz que eran gringos simulando ser robots, vaya a saber uno, no quise hacerme el Fox Mulder, tenia que pedalear, porque los carritos eran bicicletas que volaban, como en la película

Terminamos la jornada recorriendo varias tiendas, descubriendo artículos de nuestros personajes favoritos que jamás imagine que existieran muchos de ellos. Me sorprendió la variedad de cosas, cada local es distinto, no están tan uniformados.

A pesar de la copiosa lluvia que caía, eso no fue obstáculo alguno para disfrutar de este parque increíble, es mas ni siquiera me resfrié. Cuando uno esta motivado, no hay pero que valga.