13 de marzo de 2007
El sábado mientras navegaba por la red, me tope con una noticia que me dejó mudo, mis dedos se negaron a seguir tecleando, mis ojos no daban crédito a lo que leían, Ricardo Espalter había fallecido a los 82 años en el hospital Mautone de Maldonado.
Ya no me importaba que Bush estuviera de visita en nuestro país, ni tampoco me indignaba los incidentes del viernes durante la marcha, ahora todo eso pasaba a un segundo plano. Uno de mis grandes ídolos humorísticos había partido de este mundo, eso centraba ahora toda mi atención. Ricardo Espalter era master de la risa, un capocomico, con sus gesticulaciones y su manejo del idioma “ruso” nos hacía estallar de risa, nunca recurrió a la grosería, ni al chiste doble sentido, era un actor cómico con mayúsculas, de los que ya no vemos, lamentablemente.
Recuerdo que, de niño, lo veía con mi familia frente al viejo televisor Emerson blanco y negro, interpretando a uno de sus más exitosos personajes, el Toto Paniagua, acompañado por el inolvidable Enrique Almada como el profesor de buenas costumbres. Como carcajeábamos con sus ocurrencias y metidas de pata. Ellos eran alquimistas, si, eran capaz de transformar el miedo por la alegría en aquellos tiempos oscuros y difíciles.
Como olvidarse de “Marieta” la hermana sorda de las Rivarolas que siempre entendía todo al revés originándose una bola de enredos disparatados. Si habrá quedado afirmado entre nosotros este personaje que, cada vez que alguien entiende todo al revés, le decimos Marieta.
¿Y quien no recuerda a Pinchinatti?¡Un verdadero hijo de pueblo! Ricardo Espalter interpretaba al caudillo político que se ganó el corazón de la gente con sus loca plataforma de gobierno. Llego a llenar el Palacio Peñarol, en esa época, muchísimas agrupaciones políticas no tenían esa capacidad de convocatoria. Pinchinatti se convirtió en un fenómeno, en gran parte por la desconfianza a la clase política y por otra, al gran actor que encarnaba a este singular líder. Eso provoco también algunos malestares de sectores políticos que se sintieron evidentemente tocados en sus fueros más íntimos. Esa fue una de las grandes victorias de Pinchinatti, con elegancia y sutileza le dijo unas cuantas verdades a todos los partidos políticos. Algunas fueron bien recibidas y otras cayeron en saco roto...
Yo crecí viendo sus programas de humor conjuntamente con D’Angelo, Almada, Redondo, Frade entre otros actores de primera línea, por eso no exagero cuando digo que, con Espalter se va una parte de mi historia.
Ya no me importaba que Bush estuviera de visita en nuestro país, ni tampoco me indignaba los incidentes del viernes durante la marcha, ahora todo eso pasaba a un segundo plano. Uno de mis grandes ídolos humorísticos había partido de este mundo, eso centraba ahora toda mi atención. Ricardo Espalter era master de la risa, un capocomico, con sus gesticulaciones y su manejo del idioma “ruso” nos hacía estallar de risa, nunca recurrió a la grosería, ni al chiste doble sentido, era un actor cómico con mayúsculas, de los que ya no vemos, lamentablemente.
Recuerdo que, de niño, lo veía con mi familia frente al viejo televisor Emerson blanco y negro, interpretando a uno de sus más exitosos personajes, el Toto Paniagua, acompañado por el inolvidable Enrique Almada como el profesor de buenas costumbres. Como carcajeábamos con sus ocurrencias y metidas de pata. Ellos eran alquimistas, si, eran capaz de transformar el miedo por la alegría en aquellos tiempos oscuros y difíciles.
Como olvidarse de “Marieta” la hermana sorda de las Rivarolas que siempre entendía todo al revés originándose una bola de enredos disparatados. Si habrá quedado afirmado entre nosotros este personaje que, cada vez que alguien entiende todo al revés, le decimos Marieta.
¿Y quien no recuerda a Pinchinatti?¡Un verdadero hijo de pueblo! Ricardo Espalter interpretaba al caudillo político que se ganó el corazón de la gente con sus loca plataforma de gobierno. Llego a llenar el Palacio Peñarol, en esa época, muchísimas agrupaciones políticas no tenían esa capacidad de convocatoria. Pinchinatti se convirtió en un fenómeno, en gran parte por la desconfianza a la clase política y por otra, al gran actor que encarnaba a este singular líder. Eso provoco también algunos malestares de sectores políticos que se sintieron evidentemente tocados en sus fueros más íntimos. Esa fue una de las grandes victorias de Pinchinatti, con elegancia y sutileza le dijo unas cuantas verdades a todos los partidos políticos. Algunas fueron bien recibidas y otras cayeron en saco roto...
Yo crecí viendo sus programas de humor conjuntamente con D’Angelo, Almada, Redondo, Frade entre otros actores de primera línea, por eso no exagero cuando digo que, con Espalter se va una parte de mi historia.
6 comentarios:
Muy lindo tu post. Estoy de acuerdo contigo, recuerdo en Decalegron el personaje de Pinchinatti y como arrazo con todo, fue increible. A mi sinceramente, de quienes nombraste el que mas me simpatizaba era Espalter, me encantaba, y el otro que tambien pero solo un poco mas que los demas era D'angelo.
Mis recuerdos para con ellos son principalmente de Decalegron, pero seguro deben existir muchos mas que no conozco o no recuerdo.
La verdad, una pena su ida...pero segun dicen en ese ambiente
"...el show debe continuar..."
sorry fui yo, es que se publico doblete!!!
Un grande grande, mismo. Con Quique Almada, eran el dúo cómico por excelencia del Uruguay, pero con enorme repercusión y exito en Argentina y toda Sudamerica; recorrieron el continente con su humor. Eso no ha vuelto a apsar con ningún humorista o grupo de cómicos uruguayos.
Sinceramente, en los últimos tiempos me daba lástima, con sus apariciones en los avisos de Cossasc, la cooperativa de jubilados. Pero eso es apenitas una anécdota, dentro del bastisimo legado que deja de muy buen humor.
Siempre cuando se muere alguien que nos ha marcado en la vida para bien nos apena muchisimo, yo no lo llegue ver en la tele ni nada, pero creo que programas viejos he visto y la verdad cheverisimo... QEPD y esperemos que este haciendo reir a la gente que esta arriba...
la verdad es muy cierto que nos acompañó en nuestro crecimiento, marieta era muyyyyyyyyy graciosaaaa, una pena su partida...
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