30 de enero de 2007
Hoy, mientras esperaba el omnibus, fui testigo de un hecho violento que me afecto hasta estos momentos en que estoy escribiendo.
Estaba deseoso de llegar a casa y darme una ducha reparadora que me sacara del estado abúlico que me venía acompañando durante toda la jornada. Cuando de pronto, una moto entró a contramano y frenó bruscamente al lado de una muchacha, supuestamente era su novio. La chica quedó paralizada del miedo, el hombre a viva voz le increpaba por que motivos lo estaba esperando allí, cuando habían quedado en verse en la estación de servicio apenas a unos metros del lugar .
La voz quebradiza de la jovencita mas que intentar dar explicaciones, parecía pedir piedad, nada parecía calmar aquella fiera a punto de saltar sobre ella.
Fue entonces, antes de emprender acción alguna contra su novia, que se vió descubierto por todos los que estaban allí en la parada. Ante el veredicto de aquellas miradas, este sujeto, volvió a buscar otra victima para descargar su cólera.
-“¿Vos que miras, si, a vos, que miras, eh?”- Vocifero el iracundo motociclista, acercándose hacía donde estaba, mi cuerpo se tenso, el corazón me latía fuerte, pensaba en garronearlo sinceramente, porque no estaba para darle ventajas, pero no, el favorecido resultó ser un flaco escuálido que estaba a mi lado. Expectante, mire al agresor y al agredido, espere el momento ¿quién pegaría primero? Observé a mi alrededor viendo la reacción de la gente, buscando apoyo y solo descubrí un policía escondido entre la gente mirando para otro lado, como todos. Yo me debatía entre apoyar aquel calvo en apuros o quedarme en el molde, como la mayoría.
Mientras los dos hombres discutían, el ruego nervioso de la chica, pidiéndole calma a su novio de cuyos ojos irradiaba rabia, bronca y descontrol. Era evidente la incapacidad de este ser humano para resolver esa situación adecuadamente.
Para fortuna de todos, la sangre no llegó al río, el agredido supo mantener la calma y el agresor viéndose impotente nuevamente, se retiro, llevándose como trofeo aquella chica que sumisa y temblorosa se subió a la moto sin chistar.Ya más tranquilo pensé en la relación enfermiza de esa pareja, violencia, sumisión, impotencia, miedo, agresividad, fustración, dolor...una vez más, recordé que hay personas que prefieren sobrevivir en sus infiernos que a vivir de una forma saludable.
Estaba deseoso de llegar a casa y darme una ducha reparadora que me sacara del estado abúlico que me venía acompañando durante toda la jornada. Cuando de pronto, una moto entró a contramano y frenó bruscamente al lado de una muchacha, supuestamente era su novio. La chica quedó paralizada del miedo, el hombre a viva voz le increpaba por que motivos lo estaba esperando allí, cuando habían quedado en verse en la estación de servicio apenas a unos metros del lugar .
La voz quebradiza de la jovencita mas que intentar dar explicaciones, parecía pedir piedad, nada parecía calmar aquella fiera a punto de saltar sobre ella.
Fue entonces, antes de emprender acción alguna contra su novia, que se vió descubierto por todos los que estaban allí en la parada. Ante el veredicto de aquellas miradas, este sujeto, volvió a buscar otra victima para descargar su cólera.
-“¿Vos que miras, si, a vos, que miras, eh?”- Vocifero el iracundo motociclista, acercándose hacía donde estaba, mi cuerpo se tenso, el corazón me latía fuerte, pensaba en garronearlo sinceramente, porque no estaba para darle ventajas, pero no, el favorecido resultó ser un flaco escuálido que estaba a mi lado. Expectante, mire al agresor y al agredido, espere el momento ¿quién pegaría primero? Observé a mi alrededor viendo la reacción de la gente, buscando apoyo y solo descubrí un policía escondido entre la gente mirando para otro lado, como todos. Yo me debatía entre apoyar aquel calvo en apuros o quedarme en el molde, como la mayoría.
Mientras los dos hombres discutían, el ruego nervioso de la chica, pidiéndole calma a su novio de cuyos ojos irradiaba rabia, bronca y descontrol. Era evidente la incapacidad de este ser humano para resolver esa situación adecuadamente.
Para fortuna de todos, la sangre no llegó al río, el agredido supo mantener la calma y el agresor viéndose impotente nuevamente, se retiro, llevándose como trofeo aquella chica que sumisa y temblorosa se subió a la moto sin chistar.Ya más tranquilo pensé en la relación enfermiza de esa pareja, violencia, sumisión, impotencia, miedo, agresividad, fustración, dolor...una vez más, recordé que hay personas que prefieren sobrevivir en sus infiernos que a vivir de una forma saludable.
2 comentarios:
La situación es muy fea, en todos los sentidos, tanto para la muchacha, para los de la parada, el muchacho al que se le vino.
Y el milico???
Asi tal mundo
Feo momento debes haber pasado y peor el de la chica en cuestion...ahora que futuro esa relacion si sigue asi este chico???
Lo peor que hay cientos y cientos de esos casos, hay "victimas y victimarios"...
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