8 de mayo de 2007
Abrirse al amor después de estar tanto tiempo con la armadura puesta representa un gran desafío que cuesta asumirlo. Es que las heridas pasadas nos marcan y entonces cada vez que el amor nos invita a salir de nuestra tibia, cómoda y segura jaula de oro, empiezan los miedos y las dudas. Porque nadie quiere tropezar nuevamente con la misma piedra, y el solo hecho de que exista la posibilidad de sufrir nuevamente nos repliega más sobre nosotros mismos.
Si bien así nos protegemos, también nos aislamos y lo que en un principio pareció ser un refugio seguro, ahora es un campo de concentración. Así mientras la vida pasa a nuestro lado, nosotros la dejamos ir, sin hacer absolutamente nada. Nadie va a ser nada por nosotros, salvo nosotros mismos.
Es que nos hemos acostumbrado a nuestros barrotes, a nuestros carceleros y a nuestras cadenas. Muchos presos cuando terminan su condena y recuperan su libertad no pueden acostumbrarse a su nueva vida, entonces, añoran los tiempos de reclusión y desean volver a esos días. Cosa idéntica nos puede estar sucediendo a nosotros, pues es preferible la precaria seguridad de nuestra rutina diaria que vivir la gran aventura de la vida. Muy pocos están dispuestos a abandonar sus seguridades que salir al intemperie, Hemos sido llamados a ser los protagonistas de nuestras vidas y nos conformamos con ser meros actores de reparto.
EL FERCHU – (Esta reflexión la hize cuando participaba de un taller de espiritualidad, alla por 1997 y al volver a leerla, quise compartirla a todos).
Si bien así nos protegemos, también nos aislamos y lo que en un principio pareció ser un refugio seguro, ahora es un campo de concentración. Así mientras la vida pasa a nuestro lado, nosotros la dejamos ir, sin hacer absolutamente nada. Nadie va a ser nada por nosotros, salvo nosotros mismos.
Es que nos hemos acostumbrado a nuestros barrotes, a nuestros carceleros y a nuestras cadenas. Muchos presos cuando terminan su condena y recuperan su libertad no pueden acostumbrarse a su nueva vida, entonces, añoran los tiempos de reclusión y desean volver a esos días. Cosa idéntica nos puede estar sucediendo a nosotros, pues es preferible la precaria seguridad de nuestra rutina diaria que vivir la gran aventura de la vida. Muy pocos están dispuestos a abandonar sus seguridades que salir al intemperie, Hemos sido llamados a ser los protagonistas de nuestras vidas y nos conformamos con ser meros actores de reparto.
EL FERCHU – (Esta reflexión la hize cuando participaba de un taller de espiritualidad, alla por 1997 y al volver a leerla, quise compartirla a todos).
Contacto: ferchusonado@gmail.com
2 comentarios:
O sea que la hiciste hace 10 años y parece que la hubieras escrito hoy.
Muy buena y va de la mano con el post de arriba.
Uhmmmm yo la hubiera hecho hace un año...
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